La coordinación entre el pick up con cesta elevadora y las plataformas elevadoras de oruga era un ballet coreografiado al detalle por el supervisor de la obra. Mientras el primero se encargaba de tareas más dinámicas y de menor alcance, como la poda controlada de ramas que interferían con los cables o la limpieza de canaletas, las segundas sostenían a los trabajadores que realizaban instalaciones más complejas y que requerían de una posición de trabajo estable durante periodos prolongados. Esta sinergia permitía cubrir todas las necesidades de altura del proyecto de manera eficiente, sin duplicar esfuerzos y asegurando que cada tarea se asignara al equipo más perfecto para realizarla. La comunicación por radio era constante, ajustando posiciones y secuencias de trabajo para que el flujo fuera continuo y productivo.